sábado, 16 de mayo de 2009

Error en la travesía


Desde una panorámica parcial, es uno de los exiguos deslices de Pep Guardiola en la vigente temporada. No se han sabido graduar sus participaciones con el grupo, aun cuando ha supuesto un perjuicio muscular para el propio deportista. Lesión tras lesión sin un lapso de restauración íntegro, lo que a la postre puede suponer su desaparición para el partido del año. Y es que el relieve de Andrés Iniesta en el trabazón grupal es taxativo. Donde Messi es el alma, Touré los pulmones o Piqué la sangre, Iniesta es la médula de la osamenta culé.

Es el blasón de nuestro crecimiento, dotado con el colosal don del ilusionismo. Sus desproporcionadas participaciones postergan su incorporación a la insigne citación hasta los prolegómenos de la susodicha cita. Así dicen las investigaciones del acreditado galeno culé. Esto, coligado a la contingente baja de Thierry Henry y a las certificadas de Márquez, Abidal o Daniel Alves, dejan al Barça desabrigado para la frígida noche que nos aguarda el fronterizo 27 de Mayo en Roma. Esto, desde la cordura, me parece un yerro adusto de Pep Guardiola, por no haber sabido regular la solidez somática de un grupo congestionado por la prosopopéyica extenuación que brota de la excesiva carga de partidos.

No quiere ser esta cédula una execración al manifiesto cometido de Pep Guardiola al frente de la corporación culé, pero si trazar un socavón en la explanada que siempre ha uniformado la toma de decisiones del cuerpo técnico barcelonista. Las menguadas participaciones de Martín Cáceres, Bojan Krkic o Aliaksandr Hleb son yerros para hacérnoslo mirar. Contar con un grupo restringido de futbolistas nos ha puesto en esta engorrosa situación de cara a la finalísima de Roma.

Sobra decir que el ciclo, hasta el momento, está resultando muy exitoso, pero comentar los desaciertos es lo único que puede facilitar el progreso. No ambicionamos ser un ente petulante, pero si aproximarnos a la ficticia excelencia.

No hay comentarios: